Lizzy era la cachorra cara dulce, le encantaba que la colmasen de besos y abrazos, y te los devolvía y pedía más.

No conocimos del todo cuál erasu personalidad exactamente, al verse afectada por la leishmania, la mayor parte del tiempo estaba cansada, dormía, o se sentía insegura. Aunque le encantaba pasear, rastrear un olor nuevo, avisar de cualquier ruido o persona que se acerca al santuario… Poco a poco se iba adaptando a la libertad que tanto necesitaba.

Era una perrita realmente única, y decidimos llamarla así en honor a Lizzy Lind af Hegeby, feminista y activista contra la vivisección, sacó a la luz El caso del perro marrón que describió en el libro Los mataderos de la ciencia y fundó la Sociedad de Defensa de Animales y Anti-Vicisección en Londres

En menos de 1 mes enfermó gravemente, convulsionaba, vomitaba y no podía respirar correctamente. La llevamos a muchos veterinarios, y todos coincidían en lo mismo, era a causa de la leishmania. Pero los responsables de la universidad se negaban a aceptarlo, poniendo excusas y pidiendo que la enviásemos para examinarla.

La hospitalizamos en Murcia, y a los 4 días falleció por una cirrosis hepática. Su hígado estaba delicado, y el virus agravó su estado hasta acabar con ella.

Tras morir querían llevarse el cuerpo para seguir experimentando y obtener resultados de su “trabajo” pero nos negamos, y pedimos que se incinerase para que pudiera descansar por fin.

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