Se cruzó en nuestras vidas esta pequeña de a penas semanas de vida, a la que el tiempo corría en su contra, por nacer pollito y tener el pico ladeado.

No iba a poder sobrevivir, porque le es imposible alimentarse por sí misma, y no se iban a molestar en cuidarla como necesita donde la tenían.

Pero nosotras sí estamos dispuestas, a eso y todo lo que necesite, para darle la oportunidad que merece.

En menos de 24h nos demostró sus ganas de vivir, intentaba picotear las semillitas, y ello nos da fuerzas para pelear contra todo lo que se enfrenta.

Cuando se nota cansada, nos pide acurrucarse dentro de nuestra sudadera, al calorcito, y dormirse mientras parlotea del gustito.

Estamos a la espera de una clínica veterinaria que nos ayude para corregir la posición de su pico, y que tenga las mejores calidades de vida posible.